¡¡DIOS, QUÉ COMPLICADO!!



Reconozco que soy una persona complicada, compleja, y que le doy tantas vueltas a las cosas tratando de entenderlas y/o explicarlas que al final todo queda relativizado, cuestionado y quizás hasta difuso o confuso.
 


Viene esto a relación de una conversación que tuve la semana pasada, a raíz de esta frase, de una persona a otra: “Deberías saber lo que lo demás piensan realmente de ti; mírate al espejo y verás lo que vemos los demás”


Soy una persona que he venido trabajando últimamente bastante con “imagen personal”  y con  “gestión emocional” y según empecé a intervenir en la conversación me iba dando cuenta que me era muy difícil sostener una idea desde una perspectiva y desde la otra. Pero es que, al mismo tiempo, también me daba cuenta de que cualquiera de las perspectivas podía comprender, o explicar la otra. ¡¡Dios, vaya lío!!

Por ejemplo, lo primero que asumí como cierto de la frase citada es el principio básico de la “imagen personal”: “Es imposible no comunicar”. Siempre, en todo momento, en cualquier circunstancia y ante cualquiera, nuestra imagen está hablando de nosotros mismos. Pero esto es tanto más cierto cuanto más estemos hablando de una imagen “en silencio”. Cuando hablamos o actuamos transmitimos ya otra imagen, que puede ser más o menos diferente de la anterior, más o menos confirmatoria, o más o menos contradictoria. Por tanto es indiscutible que los demás perciben siempre una imagen de nosotros de la que a menudo no somos conscientes.

Pero, tal como se dijo la frase, tal como suele ser habitual, a lo que se estaba refiriendo la persona que lo dijo era a lo que “pensaban” los demás de esa persona a la que la dirigía,  y  “eso” ya no es solo la imagen sino el proceso mental de cada uno; y así como nuestra imagen siempre comunica algo, lo que “perciben” los demás no siempre es lo mismo y, además, el proceso “valorativo” que solemos hacer de las personas vienen influenciándose paulatinamente situación tras situación.

Por el otro lado, si yo me pongo delante de un espejo, …y en silencio, yo estoy percibiendo de mí mismo una imagen que tampoco tiene que coincidir con la que perciban los demás. Puede que coincidan, pero puede que no. Y, sobre todo, es muy posible que tras dos, tres, cinco minutos observando mi imagen vea lo que quiera ver, o no vea lo que no quiero ver. Esto se da mucho en cuanto al “aspecto” de aseo y vestimenta. Los vocablos de “adecuado o inadecuado”, o de “con esa pinta”, se corresponden muy bien con esta primera imagen hacia los demás versus hacia nosotros mismos.

Pero yo creo que lo realmente importante es que nosotros mismos nos miremos a menudo al espejo y hablemos con nosotros mismos. Vamos a ver: el contexto en que se produjo la frase origen de este artículo es una muy frecuente: alguien parece no tener éxito con los demás, no ser aceptado por los demás, o ser criticado (de cara o a escondidas), y él parece no darse cuenta o no saber por qué le pasa eso; y de ahí lo fácil de esa frase “anda, mírate al espejo y verás por qué te pasa eso; verás lo que ven los demás de ti”. Y como yo soy un defensor ultra de que hemos venido a este mundo a ser felices ….y somos tanto más felices cuánto más nos quieran y nos aprecien los demás, ….siendo el principal “demás” nosotros mismos, creo que en última instancia lo importante es que cuando nos pongamos delante del espejo nos gustemos, nos guste ese tío (o esa tía) que te está hablando y que con esa seguridad y felicidad salgamos a la calle a tratar de hacer felices a los demás.

Saber lo que piensan los demás de nosotros podemos saberlo preguntándoselo, (¡aunque a veces no nos dirán la verdad!), o por el nivel de acogida o evitación que los demás tengan con nosotros. Pero, en cualquier caso, lo único importante es cómo nos sentimos nosotros con nosotros mismos. Nuestra vida no puede estar hipotecada por el aprecio, o no de los demás, ni por sus gustos, ni por sus ideas y opiniones. Contra más nos integremos en sociedad más fácil será que seamos felices, pero si no nos gustamos a nosotros mismos nunca gustaremos a los demás.

Así que todas y todos al espejo, corriendo. A ponernos guapas y guapos, a sonreírnos, y a darnos un beso que deje los labios marcados en el espejo. Los que lo hagan, y las que lo hagan, ya veréis cómo hoy os sentís mejor al ver como os miran mejor los demás, ….y si no….¡¡¡que les den!!!

 














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