LA MÚSICA DEL OTOÑO




“No me gusta nada el otoño”, me decía ayer una amiga; “los días son ya más cortos, anochece cuando aún tenemos ganas de estar en la calle, parece que nos obligan a meternos antes en casa”, etc, etc, etc.  ¡¡Qué curioso; esta misma persona tan solo hace un par de semanas se me quejaba exactamente de lo contrario: “Estoy molida, no he dormido nada; estoy ya hasta el coco de tanta música, tanta fiesta y tanto jolgorio, ¿es que la gente no tiene nada que hacer durante el día que se pasan toda la noche de juerga?”!!

Esto es precisamente el otoño; esta es su máxima significación psicológica, su máxima significación astrológica: el Otoño es un “equinoccio”, un periodo de preparación del solsticio de Invierno. Podríamos decir que la Tierra, la Vida en la Tierra tiene realmente dos grandes momentos, o dos grandes hitos: la “muerte” del Invierno, y la exuberancia del Verano; y para estos dos momentos decisivos de todos los seres vivos de la tierra, están sus otros dos momentos de preparación: el Otoño y la Primavera.

Y así debemos entender el Otoño, como un periodo, una ocasión, de poder abandonar la exuberancia máxima externa del verano y recogernos sobre nosotros mismos para estar preparados a transitar por el periodo yermo del invierno.


Esto es lo que hace la tierra con su enterramiento de semillas bajo el protector manto de las hojas caídas y el cerramiento de sus ramas y troncos. Lo que hacen ciertos animales recolectando provisiones para el lago invierno; y lo que tradicionalmente hacían nuestros abuelos antes de estar tan absorbidos por el stress de las grandes urbes.

Además es una estación extraordinariamente bonita pues su luz es mucho más clara y nítida que la del verano y ello nos permite poder admirar con mucha más intensidad las variadísimas tonalidades que cubren nuestros bosques y parques


Psicológicamente es una estación que puede producir rebeldía, cierta melancolía y a menudo apatía; pero estos sentimientos se producen más por mirar hacia atrás, por no querer “no tener” lo que teníamos en verano; y así, nos negamos a nosotros mismos la posibilidad de disfrutar del presente, de la belleza que tenemos a nuestro alrededor, de la belleza que tenemos en nosotros mismos.


En el verano vivimos, vivimos a tope, con pasión, sin limitaciones. El verano se identifica con el rojo, con el sol ardiente, con el amor apasionado. Con rubias y morenos; con mojitos, cañas, y sones caribeños. 

Más el otoño es reencuentro, recogimiento con nosotros mismos, con nuestro yo más interno. En el otoño tenemos tiempo para darnos cuenta de todo lo bueno que hemos vivido y disfrutado pero también de todo lo que nos ha sobrado.


El Otoño es paz, es calma, es libros, vino tino, café, vals y tango. Es sentimiento profundo, que no amargo. Es fuerza de nuestro convencimiento; ilusión y nuevo viento. Otoño son canas, son sinceras miradas; y sabiduría y ternura  a  la luz de chimenea durante la noche oscura.


Olvidémonos pues de los ruidos de las noches de verano y escuchemos la música de nuestro corazón.

Y, por si pudiera ayudaros a ello, aquí os traigo una pequeña selección musical relacionada con el otoño.


La primera de ellas es la versión de Dinah Washington de la popular canción "September in the rain"
 

Otro estándar del jazz, obra de Harry Warren y Al Dubin, para el que resulta complicado elegir una versión. Hasta los Beatles la grabaron en su época anterior a la llegada de Ringo Starr. La recreación de Dinah Washington, una mujer que fue conocida como «la reina del blues» pero que supo llegar a todos los públicos, posee una especial alegría contagiosa.  


La segunda canción es la famosísima «Les Feuilles Mortes", de Ives Montand, quizás su canción más popular
 
Canción que procede de dos grandes artista, el poeta Jacques Prévert y el compositor Joseph Kosma. El resultado de esta unión fue grandioso: los recuerdos se amontonan como hojas muertas que el viento se lleva. La canción fue popularizada por el cantante y actor Yves Montand, aunque después ha tenido infinidad de versiones, entre ellas, la de Frank Sinatra




Evidentemente no podía faltar   "El Otoño",  de "Las Cuatro Estaciones", de Vivaldi


En este caso es una versión original de jóvenes maestros de la Academy of St.Martin in the Field, actuando como violinista solista Julia Fischer en The National Botanical Gardens of Wales



Ahora, dos populares y conocidas canciones otoñales de dos grandes cantantes nuestros

La primera, José Luis Perales y su  "Canción de Otoño"



Y la segunda, el gran Joan Manuel Serrat, con su "Balada de Otoño"



Y, no puedo faltar a mi cita con el mundillo del tango, lo más melancólico que hay en música, y aquí os presento "Rosas de Otoño", por el conjunto Raza Tango. Presentado en el Teatro Municipal de Lomas de Zamora. 
 
Y cuya letra dice así 

Tú eres la vida, la vida dulce,
llena de encantos y lucidez;
tú me sostienes y me conduces
hacia la cumbre de tu altivez.

Tú eres constancia, yo soy paciencia;
tú eres ternura, yo soy piedad;
tú representas la independencia,
yo simbolizo la libertad.

Tú bien lo sabes que estoy enfermo
y en mi semblante claro se ve
que ya de noche casi no duermo,
no duermo nada ¿sabes por qué?

Porque yo sueño cómo te aprecio,
de que a mi lado te he de tener...
Son sueños malos, torpes y necios,
pero, mi vida, ¡qué voy a hacer!

Yo sufro mucho, me duele el alma
y es tan penosa mi situación
que muchas veces, por buscar calma,
llevo mis dedos al diapasón...

De tu desprecio nunca hagas gala
porque, si lo haces, ¡pobre de mí!...
Quererme siempre, no seas tan mala...
Vamos, ingrata, ¡no seas así!



Y, para finalizar, unos cuantos minutos de auténtivca relajación otoñal
 


Espero que os hayáis sentido más, a vosotros mismos, y hayáis sido felices.
Y si os ha gustado compartidlo.

 







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