Mis habituales lectores del Blog, ya saben cómo se las
gasta mi amigo Fidelio con las cosas que escribo; así que a menudo tengo la
buena, o mala idea, de que las lea antes de que las publique.
Pues bien, cuando le enseñé ayer este escrito, nada más
aparecer en pantalla me mira,… se me queda mirando, y me pregunta: “¿el título
lo has puesto así por algo, o es un mero descuido acabar la interrogación tras
la primera palabra?”. “Porque, mi querido Carlangas…” --como él siempre me llama-- “o la frase es toda en interrogación, o la
palabra interrogada -podemos- debe ir al final”
Puede que tuviese razón; pero como a mí también me gusta
chincharle un poquito le dije: “Me decepcionas, querido amigo; no esperaba que
me criticases el título antes de leer el contenido. Puede que tengas razón,
pero lee primero el artículo, y luego lo modifico si así lo creemos oportuno.”
Como veis, el título ha quedado tal cual…..aunque me
callo cómo fue nuestra conversación posterior. Eso queda entre amigos de
verdad.
Bien, el tema que voy a plantear surgió justo el día en
que se publicaron algunos datos, y todo tipo de opiniones, sobre unos trabajos
de asesoramiento en Latinoamérica, realizados por Juan Carlos Monedero,
dirigente de Podemos, sin haber dado cuenta previa de este hecho a la
Universidad Complutense (que aún no se ha aclarado si estaba obligado a ello, o
no), y por el cobro de dichos servicios a través de una Sociedad cuyo único
titular es él mismo.
Coincidió este suceso con mi asistencia a una charla
debate sobre la “Necesidad de una regeneración ética en la vida política
española”.
Al final de dicha charla, coincidí tomándome un refresco
con otro asistente a la reunión, que había participado muy activamente en el
diálogo final, y al que -por mi innata curiosidad- le pregunté a qué se dedicaba.
Me contestó que a estudiar y a asesorar a quienes le piden su colaboración como
experto y antiguo profesor de sociología.
Y a lo largo de una agradabilísima conversación de más de
una hora, me informó de algo que me pareció realmente interesante, y que -lógicamente- solo tres o cuatro días después
de esa conversación no he tenido oportunidad de contrastar de ninguna forma ni
de obtener más información al respecto.
Me dijo, que había un grupo de jóvenes estudiantes de
psicología y de sociología de distintas Universidades que estaban desarrollando
una tesis de investigación de comportamiento electoral basada no en los
políticos, partidos, ni candidatos, sino en la población en sí misma. Me explico: Según estos
estudiantes-investigadores, cuando se hacen estudios, o prospecciones de
intención de voto a las personas, sobre determinados partidos, o candidatos,
cara a unas próximas elecciones, sus respuestas pueden no ser sinceras, o
pueden ser sinceras pero más tarde cambian; pero, en cualquier caso, según
ellos, “están politizadas”, sesgadas, centradas exclusivamente hacia personas
(candidatos/partidos) o hechos (elecciones) externas a la propia personalidad
de cada individuo.
Entonces, lo que han diseñado ellos es un sistema de
investigación de la realidad interna de cada individuo en el plano filosófico y
ético; es decir: ellos tratan de descubrir la forma real en que cada individuo
ve la Vida, sus escalas de valores, sus sueños, sus valoraciones del futuro a
nivel personal, nacional, mundial, y en aspectos o campos tan variados como la
música, el arte, la naturaleza, la salud, etc…. Y con “la forma de ser” de las
personas, tratan de predecir cuál será su comportamiento político ante un
proceso electoral.
El estudio, parece que se plantea de forma tal que los
entrevistados nunca sienten que les están preguntando sobre temas políticos,
sino más bien sobre filosofía del mundo, o filosofía de la Vida
A mí me pareció un enfoque muy interesante, aunque no
acababa de tener muy claro si ese sistema podría ser más fiable, o no, que las
encuestas directas y tradicionales, porque básicamente me parecían
planteamientos muy diferenciados, y probablemente muy separados en el tiempo.
Le hice está observación a mi interlocutor, y me contestó
más o menos con estas palabras: Acabamos de estar en una charla-debate sobre
regeneración ética; y lo que estos investigadores están tratando de responder
es lo siguiente: “¿Quién puede llevar a
cabo realmente una regeneración ética?”; y la respuesta que ellos tratan de
dar, no es si el partido Podemos, o el señor Iglesias, o el señor Monedero;
sino “un tipo de persona”….que sólo producirá ese cambio, esa regeneración,
cuando ese “tipo” sea lo suficientemente mayoritario en una sociedad como para
que la propia sociedad de auto-transforme, bien a través de elecciones
políticas o de cualquier otro medio.
A lo largo de la charla habíamos comentado lo “ilógico”
que a priori parecían los millones de votos que había sacado el PP en la
Comunidad Valenciana en las anteriores elecciones cuando ya eran absolutamente
públicos y conocidos los escándalos de corrupción en dicha Comunidad. Según me
dijo, para ese grupo de investigadores sociológicos, el resultado era
plenamente predecible porque esa era “la realidad interna” de una amplísima
capa social.
Por eso, “el fenómeno Podemos” en cuanto a posibilismo
“regenerativo” en las próximas elecciones es una verdadera incógnita, pues lo
que se ve en la superficie colectiva puede que no sea la realidad interna de
cada persona individual, en la medida suficiente para que el proceso pueda ser
efectivo.
Dicen que la sociedad está influenciada por los ejemplos
de los políticos y famosos que triunfan en “el mercado del dinero”, me
comentaba mi compañero de mesa; pero –añadía- no debemos olvidar que
“el ejemplo” siempre ha existido de los mayores hacia los más jóvenes y, al
mismo tiempo, han sido siempre los más jóvenes quienes más han propiciado los
cambios. Pero el problema es que hoy en día la universalidad de las
comunicaciones y de las influencias de unas sociedades en otras es mucho mayor
que nunca, por lo que las nuevas generaciones pueden estar siendo
influenciadas, o pueden estar evolucionando, no tanto en relación a sus más
próximos ejemplos familiares y locales.
Si esto fuese así, y parece ser que es lo que se está estudiando,
sería posible que la sensibilidad colectiva que hoy podríamos poner en la
órbita de “Podemos”, no se correspondiera ni con la realidad individual de las
generaciones “mayores” que aún hoy pueden ser mayorías a la hora de votar, ni
las de la generación siguiente a las que debieran dar paso.
No voy a seguir elucubrando ni alargando más este
artículo motivado principalmente por una charla entre dos personas que
simplemente se conocieron oyendo hablar sobre la posibilidad de regeneración
ética.
Realmente mi conclusión de todo….no es más que dos
preguntas… a las que no sé contestar:
1º.
¿Es posible predecir
comportamientos de votaciones políticas en base a la realidad de las
personalidades de la gente y no de sus apreciaciones estrictamente políticas
del momento?
2º.
¿Cabe una regeneración
ética en estos momentos?, ¿impulsada por quién?; ¿con qué soporte real?
Mi amigo Fidelio, que quizás por eso le aprecio tanto,
simplemente me dijo: no te preocupes Carlangas por no saber responder a estas
preguntas en tu artículo; tienes la suerte de tener lectoras y lectores, amigas
y amigos, que sin duda sí encontrarán sus propias respuestas a esas preguntas.
Y de eso se trata: de que por mucha mentira que nos rodee, cada cual sepa
encontrar y reforzar la ética de la verdad para su entorno. Quizás Carlangas no
podemos cambiar el Mundo; pero sí nuestro entorno particular.
Así que con estas esperanzadoras y valorativas palabras
de Fidelio para todas y todos vosotros, me decidí a publicar el artículo.
Sin duda vuestros comentarios nos enriquecerán más aún a
todos.
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