Me dijo que
me pensaba. Que me pensaba con frecuencia.
Ella sabía que era mi diosa, mi
reto, mi deseo.
Me dijo que me pensaba y no fueron solo palabras.
Estábamos
lejos, muy lejos el uno de la otra. Pero ella quiso que me acercara.
Me lo
decía una vez tras otra. Cada vez más ardiente, más prometedora.
Me pidió que
la besara, mucho, más y más. Yo hice lo que ella me pedía.
No podría decirle
que no, nunca; ella sabe que es mi diosa; ella sabe que la deseo.
Y me dijo que
me deseaba, que la hiciese mía.
Me entregó sus senos. Me entregó su tesoro.
Oculto. Tanto vale, tanto posee, que no puede entregarlo sin más ni más.
Pero
quería más de mí. Me quería completo. Me pedía que nos entregásemos
completamente…..
….pero no
era mi tiempo. No era un sueño; era real; pero el Dios Khronos jugaba con nosotros. No era aún nuestro
tiempo. Me lo impedía a mí. No podía oponerme.
Sufrí por no darle a ella lo que
deseaba…..
…y ella quizás
no soportó esa no satisfacción plena.
Desde entonces la estoy esperando. Yo la
pienso cada minuto. Quizás ella también. Pero el silencio nos envuelve y mi
dolor me ahoga.
¿Dónde estás diosa mía? ¿Cuándo volverás a desearme?
¿En brazos
de qué ángel estás entregándote?
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