SEXO Y AMOR



Por qué lo llaman amor, cuando quieren decir sexo?. 
¿Es posible el sexo sin amor? ¿Y el amor sin sexo? 
¿Por qué  “calificamos” tanto a las personas que tienen unas actitudes sexuales diferentes a las nuestras?. 
¿En qué podemos sustentarnos para afirmar si son  “correctas”  o  “incorrectas”?


Quizás algunas y/o algunos de los que hayáis comenzado a leer este artículo decidáis en este momento dejar de seguir leyéndolo, pues …quizás digáis que estáis hartas, o hartos, de la misma cuestión de siempre, o puede incluso que una vez más no tengáis ganas de contestar a las preguntas que planteo arriba.

Me gustaría mucho que mi amigo Toni aportase a este artículo toda su profesionalidad en este tema; pero mientras lo hace (él, o cualquier otro profesional  de la psico-socio-sexualidad) voy a poner sobre la mesa algunas cuestiones que me he planteado en base a las primeras reacciones al artículo “Viejo  Verde”, publicado la semana pasada

Este Blog nació, y así se mantiene, con el objetivo de constituir  -sobre todo-  un canal de comunicación y participación, pero siempre con un cierto objetivo de formación o crecimiento personal. Es decir: no se trataría solamente de escribir tal o cual noticia, o tal o cuál opinión, sino que cualquiera de ambas cosas pudiera servirnos, a cada uno, para contactar con nosotros mismos, con nuestro interior, y con nuestra forma de sentir y comportarnos respecto a ese tema, y respondernos a ¿por qué puede afectarme ese tema de esa manera?,  o ¿por qué este tema me hace sentir, así,  y por qué es ésta mi forma habitual de comportamiento al respecto.

Y, en este sentido, voy a tratar de recorrer cada una de las preguntas que planteé al comienzo.


¿Por qué usamos la expresión  “vamos a hacer el amor”, en vez de la expresión “vamos a follar”?

Una primera respuesta puede ser  simplemente porque “es una forma más educada” de hablar. 
Por supuesto que no me parecen mal las formas educadas de hablarnos, pero tampoco me parece esto un argumento suficiente, cuando esa forma educada lo que puede hacer es desvirtuar el verdadero sentido de lo que se quiere definir. 
Creo que casi todas las parejas tienen momentos de “aquí te pillo, aquí te cojo”; en la cocina, en el baño, en la playa, en cualquier sitio donde les apetece disfrutar del sexo; y, normalmente, en tales momentos no suelen decirse  “vamos a hacer el amor”, sino que suelen decirse vamos a follar, aunque sea inmenso el amor que se tengan y el amor con que se entreguen uno al otro.
Porque el amor “se tiene”, o el amor “se hace” con las otras miles de cosas cotidianas como la atención, la comprensión, la ayuda, las miradas, las sonrisas, los detalles, las escuchas, ….y hasta los consejos. El amor entre dos personas, y máxime en la pareja, se va haciendo día a día, minuto a minuto, acto a acto, y no solo, ni principalmente por la relación sexual.
¿Podría ser que además de “educada” esa forma de hablar se moviese también en el plano de  “lo bueno y lo malo”? Dicho con otras palabras: ¿hay una cierta actitud de crítica social, ética, religiosa en algunas personas cuando los demás emplean el término follar, y, por el contrario, una cierta exaltación del virtuosismo cuando ellos emplean el término “ir a hacer el amor”? ¿Quieren algunos “sentirse buenos” frente a los otros?


¿Es posible el sexo sin amor?. 

 ¡¡Claro  -dirán algunos-  como los animales!!.  Otros suelen decir a menudo “es que yo, si no siento algo especial por alguien no puedo hacer el amor”, “yo, tener sexo por puro sexo, ni hablar”. 

Pues bien, “sentir algo” por alguien para tener sexo no podemos equipararlo a tener amor, a estar enamorado de esa persona. Podemos sentir simplemente una mera atracción física, un deseo físico, el deseo sexual, y ese deseo, esa atracción de nuestra propia naturaleza es tan válido y hermoso en sí mismo que no necesita ser adornado, embellecido, ennoblecido, bendecido, por “el amor”
Y. en segundo lugar, quizás más importante, necesario, “bueno y saludable” para los que se expresen como planteo al principio de este apartado sería que encontrasen su respuesta a por qué no se permiten disfrutar del sexo por el puro sexo. ¿qué pensamientos o ideas culturales-educacionales les están imposibilitando gozar más de tan maravillosa posibilidad del ser humano?

 Algunos argüirán que pensar y vivir así no es sino “pura promiscuidad”,  vicio, depravación, pecado,….y sumamente peligroso.   
Toma ya, la tradicional forma de argumentar de sacar las cosas de quicio y poner el tema en límites de los que nadie está hablando. 
Defender el placer del sexo por el sexo sin adornos innecesarios justificativos de índole amorosa no significa ni mucho menos que esté defendiendo comportamientos exagerados, desmesurados e incontrolados del mismo. 
Por tanto, desde mi punto de vista sobra más comentario al respecto.


Y ¿es posible el amor sin sexo?. 

Probablemente todos contestemos que sí en una primera y rápida respuesta. 

Parece  “evidente” que puede existir amor sin sexo y -aparte del puro plano conceptual-  todos podemos imaginar situaciones de parejas en que no sea posible el sexo (edad, enfermedad, etc…) y sin embargo se tengan un inmenso amor entre ellos. 
Pero centremos el tema en una pareja en la que no exista ningún impedimento real para tener sexo, y hagámonos de nuevo la pregunta: ¿puede existir verdadero amor entre ellos sin relación sexual?. Evidentemente pueden ser una pareja de místicos o de exaltados religiosos que se hayan hecho esa promesa .... “por un más alto valor”(¿ ?);  pero quizás sea más común que de hecho uno de los dos no esté de acuerdo, y puede que haya mucho “cariño” entre ambos pero quizás falte ese pequeño plus que diferencia el cariño del amor.
Y aunque algunos puedan incluir este caso en una situación (deficiente) producto de la edad, la verdad es que muchas parejas que no tienen sexo porque “han perdido la atracción el uno por el otro”, la verdad es que lo que les pasa es que han caído en la gravísimas consecuencias de la monotonía entre ellos; porque lo que les está pasando no es que “no follen”, es que no “se hacen el amor cada día”; porque el amor sí que hay que regarlo cada día. ....
Y en estas parejas en que no se alimenta “el amor”, es donde es más frecuente las relaciones sexuales fuera de la pareja; porque no les falta capacidad de follar, les falta capacidad de amarse.


Y ¿por qué dije al principio de todo que escribir este artículo me había surgido tras algún comentario sobre el anterior denominado “Viejo Verde”?.  

Pues porque en el referido comentario se me decía lo siguiente: “Mira Carlos no te engañes las cosas son como son, tú sabes mejor que nadie que la realidad es que cuando un señor de 50 años se lía con una chica de 30 el señor lo único que quiere es sexo y presumir de llevar a su lado a una mujer joven y bonita, y la chica solo quiere el dinero y los regalos que pueda  llegar a obtener del “viejo”, y no le preocupa para nada si el señor mayor le va a dar sexo, o no, porque ella ya lo buscará por otra parte”

 Trato de ser sumamente respetuoso con los comentarios que recibo, pero “admitir” que el contenido total de este comentario pueda considerarse la (única) “realidad” con carácter general me parece absolutamente improcedente, pues  -aún admitiendo que efectivamente pueda darse esa situación en ciertos casos-  no me parece admisible  hacerla extensible a todos los casos. 

 Conozco casos reales en que esto no ha sido así; y creo que ya es hora de empezar a creer un poco más en las personas y admitir con naturalidad que sexo y amor, y amor y cariño, no tienen que ser iguales en todos los casos, y no por ello unos tienen que ser enaltecidos y otros vilipendiados. Son, simplemente, distintos unos de otros.


En este sentido, quiero referirme también de la postura, o situación personal de aquél (o aquella) que  “verbaliza” que sólo quiere sexo por el puro sexo (hookup), cuando en realidad lo que busca  -desesperadamente-  es satisfacción afectiva; alguien que realmente llene el vacío afectivo que tiene. Situación que se da a menudo en los que frecuentan cualquier tipo de prostitución, contacto telefónicos o citas a ciegas (como está ampliamente documentado en multitud de testimonio y estudios al respecto). 
Incluso en uno de estos estudios concretos, de la “Sexual hookup culture: A review” se dice que por mucho que se disimule, tras esa pretensión de sexo esporádico y sin ataduras existe una predisposición –más o menos consciente o inconsciente-  a crear nudos más fuertes.
Y, en estos casos, es muy frecuente escuchar  “superficiales” comentarios valorativos respecto a esas prácticas (viciosos; obsesos sexuales, ninfómana; puta...) que no tienen en consideración esa faceta afectiva-psicológica y la profundidad de los sentimientos verdaderos de esas personas



Otro de los planos donde la “valoración” de las actitudes sexuales es tremenda es el de las relaciones homosexuales, o en las prácticas de ciertas posturas, o  las relaciones conjuntas entre varias personas. 

Aunque  “casi” podríamos decir que hoy en día nuestra sociedad admite con naturalidad todas estas situaciones, os aseguro que a mí me llama mucho la atención la forma de expresarse de muchas personas sobre las mismas. 
Es interesante ver (leer en sus caras, en sus gestos, en sus tonos)  más allá de sus meras palabras, tales como  “si, si yo lo admito, pero conmigo ni hablar”, o similares.  
Yo creo que  “aceptar” una conducta sexual  diferente a las que nosotros habitualmente practicamos no es decir simplemente que la “admitimos…pero para los demás”, sino admitir que son tan naturales, … y  “buenas”  como cualquier otra;  y yo detecto que muchas personas en su interior no tienen esa aceptación, y al final acaban incluso expresándose con esa carga crítica y despreciativa.  Y voy a poner tres simple ejemplos de situaciones sociales de diálogo sobre estos temas en que  todos “comprendían y aceptaban esas situaciones ….aunque no con ellos” y salieron expresiones como las siguientes:
  •  No, si a mí eso de los maricones y de las bolleras me parecen muy bien, allá ellos con lo que les gusta tocar.
  • No, si a mí me parece muy bien que cada una haga las guarradas que quiera
  • Yo en el sexo admito y comprendo todo… pero cada uno en su casa, hacerlo con otros no es nada más que pura pornografía


Yo no estoy en contra de los criterios, valores y gustos de nadie; lo que quiero plantear y poner de relieve es ¿por qué juzgamos tanto a los demás? ¿por qué en el tema de las relaciones sexuales  nos cuesta tanto desprendernos de la costumbre de colgar el cartelito de bueno o de malo?. ¿por qué siempre tenemos que considerar que "el amor"  es  "mejor" que "el sexo"?. Por qué no admitimos que son dos cosas diferentes y que no hay por qué compararlas?

Y para no quedaros sólo con ideas mías, aquí tenéis 4 frases de gente conocida



Podréis estar de acuerdo, o no, con lo que he expuesto, y os animo a que participéis con vuestras ideas al respecto, pero mi última reivindicación es :  ¡¡No juzguemos al sexo; disfrutemos de él, y no tratemos de adornarlo con otros términos!!






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