¿PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO?. ¿QUÉ MUNDO PODEMOS CAMBIAR?



¿Cuántos de nosotros nos quejamos continuamente de la injusticia que hay en el mundo?

¿Cuántos de nosotros repetimos a menudo “no hay derecho a esto”,  o  “ ¡¡qué pena!!”

¿Cuántos de nosotros sentimos un deseo sincero de cambiar muchas cosas y en definitiva “no hacemos nada” porque estamos convencidos de que no tenemos poder para cambiar nada?

¿Podemos cambiar realmente EL MUNDO?

A lo largo de varios artículos de este blog se han puesto de manifiesto temas, situaciones, problemáticas actuales en el ámbito social y político que yo entiendo podríamos llegar a cambiar a base de unión, constancia, fe y mucho esfuerzo. Pero hoy quiero plantearos otra cuestión.

Se trata de un mundo que sí podemos cambiar.

El mundo de los sentimientos de las personas que nos rodean, o con las que nos encontramos en nuestro día a día.

Cada día, a cada hora, durante años y años escuchamos mensajes directos, o subliminales que solo buscan el soporte del capitalismo más inhumano y antisocial que puede haber, y llegamos a pensar que no hay ninguna otra forma de pensar, ninguna otra forma de actuación por nuestra parte. 

Yo hoy os quiero aportar un mensaje diferente

Os traigo tres vídeos como simples ejemplos. Tres situaciones distintas. Tres situaciones más o menos espontáneas o buscadas. Tres situaciones con personajes  diferentes. Y en tres países diferentes.  Pero con algo en común: hay alguien externo a ellos que les aporta comprensión, solidaridad, cariño, felicidad.

Si nos acostumbrásemos a ver acciones como estas quizás poco a poco empezase a brotar, y crecer en nosotros un nuevo pensamiento: yo no puedo cambiar “EL MUNDO”, pero ¿por qué no aporto a los demás, a los que tengo junto a mí, algunos de mis valores, algunas de mis capacidades o habilidades.?

La próxima vez que pasemos al lado de personajes y situaciones como las que se ven en los vídeos, quizás sintamos que los estamos empezando a ver, a mirar, con otros ojos; y quizás pronto podamos hacer algo realmente para que se sientan un poco más comprendidos, un poco más queridos, un poco más felices. No se trata de “copiar” las acciones que vemos en los videos, se trata de contestarnos a nosotros mismos “¿qué puedo hacer yo por esta persona?”







Si te parecen ideas y sentimientos que deben extenderse, comparte el vídeo con tus amistades, y fomenta comentarios sobre ello. Si hablásemos de estas cosas, quizás no tendríamos nuestros ojos y nuestro corazón tan cerrado a ellas.




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