¿LOS DEMÁS, O NOSOTROS MISMOS?



Tengo la inmensa suerte de tener un amigo que piensa totalmente al contrario que yo en muchas cosas, principalmente de ámbito político. Además es una persona muy convencida de que la única verdad es su punto de vista, y hasta fácilmente cae en el enfado, ira, o cuando menos “desprecio” por las opiniones diferentes de las suyas.

Y digo que es una suerte tener un amigo así porque me permite callar mucho, escuchar mucho, y a partir de ahí contactar con mis propios pensamientos y sentimientos.

Por eso soy plenamente consciente de que cuando publico una entrada en este Blog, en la categoría de “Política y Sociedad”, no estoy planteando una cuestión estrictamente de política sino, por encima de todo, de “crecimiento personal”.

Es imposible que seres hablantes y sociales (aunque solo sea de barra de bar) no “hablen” de todos los temas de actualidad, como puede ser la actuación de la Selección en el Mundial de Futbol, la inminente coronación de Felipe VI, la pobreza en España, o los indultos del Gobierno del PP. Evidentemente todos podemos decir algo al respecto; pero ¿lo que decimos está justificado, contrastado, ….o cuando menos pensado?. ¿Nos sentimos “responsables” de las opiniones que emitimos?. ¿Nuestra forma de vivir es coherente con lo que opinamos?

Yo pronuncié una conferencia en la Universidad de Alicante sobre el tema  “Enseñanza, Formación, Aprendizaje y Crecimiento Personal”. Lógicamente no voy a desarrollar en esta entrada en el Blog todo el contenido de aquella conferencia, pero si voy a recodar una historia que conté al principio de la misma, y tres aspectos o conclusiones de la misma.

La historia es la siguiente:
Cuentan que había un sabio profesor, médico y psicólogo alemán, muy reconocido internacionalmente, que un día comentó a unos colegas ingleses que él había enseñado a hablar a su perro. Estos médicos ingleses no podían creérselo y le pidieron si podía demostrarlo en una reunión con más científicos.
El alemán accedió, y se presentó a la reunión con su perro. Le pidieron entonces que estableciera una conversación con su perro, y él empezó a decirle cosas al perro, no obteniendo más respuestas del mismo que los tradicionales guau, guau, con más o menos fuerza y duración.
Los científicos ingleses  no sabían qué hacer, si indignarse por considerar que les había tomado el pelo, o preguntarle qué estaba sucediendo, así que le dijeron: “¿Pero no nos había afirmado que usted había enseñado a hablar a su perro?”, a lo que el sabio alemán les contestó. “Sí, yo le he enseñado cada día, pero él aún no ha aprendido”

De esta historia, y del resto de las exposiciones de la conferencia, yo sacaba las siguientes principales conclusiones:
         *       Hay mucha gente a nuestro alrededor, y muchas circunstancias y situaciones de las que podríamos
               aprender mucho si estuviéramos en una actitud de aprendizaje
         *        “Aprender” (para mí) es : 
                     -   “aprehender”, es decir: coger ideas y conocimientos nuevos e integrarlos en mí (cosa que no se
                     puede hacer si no estoy dispuesto a cambiar mi forma de pensar); …más
               -    “aplicar” a mi vida, a mi actividad, a mi día a día, el fruto de ese aprendizaje


Este proceso es lo que constituye realmente el “Crecimiento Personal”

Pues bien, ¿cómo podemos aplicar este proceso de crecimiento personal a una simple comidilla sobre cualquier tema político de actualidad. Pues muy sencillamente, haciéndonos la siguiente pregunta. “Este hecho (“político, o social”) que estoy comentando con un amigo, con un familiar, con un compañero de estudios o trabajo, ¿lo dejo simplemente en el plano de una situación “de otros”, “ajena a mí”, o me pregunto si yo, en mi vida diaria, estoy actuando igual de aquello que critico, o de forma contraria a lo que defiendo?”

Veámoslo con un ejemplo.

Estamos en “una charla de café criticando duramente la iniquidad, la prepotencia, la chulería, el amiguismo que se manifiesta en dos de los más impresentables indultos del Gobierno del PP: al dirigente que conduciendo en dirección prohibida por la autopista de Alicante produjo un gravísimo accidente, y el del guardia civil, hijo de un dirigente del Partido, que  grabó unas imágenes de acoso sexual a una mujer, mofándose de la situación mientras grababa.

Sin duda, cualquier persona de bien considerará indignante ambos indultos. Muy probablemente los “poco partidarios” del PP se acaloren en la discusión, y de esa equivocadísima decisión del Gobierno pasen a seguir criticando todas y cada una de las acciones del Gobierno sea en el campo que sea. Y, hasta es posible que los acérrimos defensores del PP, vean todo simplemente como una exageración y unos errores….que ya están en vías de solución (….gracias a las alarmas y manifestaciones sociales al respecto)

Pero el objetivo de este artículo no es comentar esos casos, sino tomar consciencia que no basta con discutir en el bar; que lo básico para crecer como personas, ….como personas sociales y sociables, es respondernos a la pregunta “¿y yo qué?”. Hay que dejar de poner nuestra atención exclusivamente en las actuaciones de los demás (si los indultos del Gobierno son un error, o no) y enfrentarnos con nuestra propia responsabilidad de nuestro día a día.

Por ejemplo, respecto a los casos citados:
  •  ¿Soy consciente de mis irresponsabilidades, o actitudes arriesgadas, conduciendo un vehículo,   pasando por donde no debo, aplicando una agresividad excesiva en mis actuaciones deportivas; metiendo prisa a alguien cuya dinámica es más lenta que la nuestra; obligando a algún menor a hacer cosas que quizás les resulte excesivas; etc….?
  • ¿Soy consciente de que a veces adopto, con amigos, en fiestas, tras un par de copas… actuaciones poco aceptables o respetuosas?. ¿Soy consciente de si realmente he hecho alguna broma a personas, o momentos, que no eran las adecuadas?
  • Realmente, ¿me aprovecho alguna vez de mi situación de amistad o poder frente a otros para hacer o lograr cosas “no muy justas o equitativas”?
  • ¿Nos atrevemos a decir al otro que no estamos de acuerdo con lo que expone, o con su actitud (v.g.: reenvío por email de opiniones maliciosas no comprobadas), o nos callamos y permitimos que esas ideas o actitudes se fortalezcan o propaguen?
  • Etc….
En definitiva (y siguiendo con estos “ejemplos”): ¿Es lícito que critiquemos los indultos de los demás de acciones que nos parecen reprobables……y que, sin embargo, nos indultemos continuamente a nosotros mismos esas acciones o actitudes que sabemos que debiéramos evitar?

Y  finalmente, sean cuales sean las preguntas que cada uno se haga, y las respuestas que se escuche a sí mismo, no debemos olvidar el último paso que debemos dar: el paso de la coherencia: ¿Puedo quedarme en una queja de bar si no ejerzo el poder y la responsabilidad que tengo con mi voto? ¿Es mi voto coherente con mi forma de pensar y sentir? ¿Es mi propia y personal forma de pensar y sentir o es …“la de los míos”?

Estas entradas en la categoría de “Política y Sociedad”, no son meros “cotilleos”, ni tan siquiera pensamientos y meditaciones… estrictamente políticas; son  -debieran ser- oportunidades para respondernos a cuál es nuestro papel, nuestra responsabilidad en nuestro día a día para que nuestro entorno, nuestra ciudad, nuestro país, el mundo todo, sea un poco más humano. La filosofía de este Blog, su razón de ser, no es otra sino propiciar que todos aportemos lo mejor de nosotros mismos para que todos podamos sentirnos un poco mejor, un poco más felices; pero esto sólo es posible cuando nuestras palabras y nuestros actos brotan de lo más profundo de la bondad que todos llevamos dentro.


Y, como siempre os digo, animaros a participar y a compartir vuestras ideas y sentimientos.


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