EDUCACIÓN Y NUTRICIÓN

Compartiendo esporádicamente en horas de comida en el seno de otras familias, con diferentes componentes de hijos, de distintas edades, a veces procedentes de matrimonios sucesivos, con diferentes formas de pensar, y observando así mismo las familias que nos rodean en cualquier restaurante,  uno se plantea frecuentemente la conveniencia, o no, de las diferentes formas de educación, sobre qué comer, y cómo comer de nuestros niños y adolescentes; y, sobre todo, por qué valoramos positivamente unas determinadas conductas, o por qué las censuramos.

En concreto me voy a referir hoy a los niños, y adolescentes que no comen de todo, o que sólo comen lo que les gusta, o que no comen ¿lo "adecuado"?

La primera pregunta que me planteo es : ¿cuándo aprende a alimentarse adecuadamente una persona?, ¿de adulto?, ¿cuándo él/ella quiera?, o desde la más tierna infancia?....como sucede en casi todas las facetas de la vida.

Veamos un ejemplo: Muchos adultos, después de muchos años de comer buenos chuletones y alubiadas con morcilla y chorizo (¡¡jo que rico!!) se da cuenta de que debe "empezar a cuidarse" y empieza a tomar más ensaladas, pescado y casi todo a la plancha. Nada de grasas y frituras.
Esto es totalmente normal, frecuente, y se produce "cuando uno se da cuenta", cuando uno es consciente, cuando uno quiere plantearse un cierto cambio en su vida.
Es una decisión libre y muy consciente

¿Querría esto decir, por tanto, que no hay que preocuparse de qué comen los niños y jóvenes a esas edades, porque ya luego ellos sabrán elegir cuidarse, o no?
¿Podemos estar seguros realmente de que si en una casa nunca se comieran alubiadas ni chuletones, y sí mucho pescado, ensaladas y a la plancha, los niños seguirían de mayores con esas mismas costumbres, teóricamente más saludables? Sería probable, pero tampoco es un seguro de futuro.

Hay jóvenes que desde niños se han "empeñado" en no comer determinadas cosas: arroz con leche; espinacas, huevos duros, natillas, ...y los cientos de cosas que a cada uno se nos ocurrirían.
Estos "no comer" drásticamente unas determinadas cosas plantean tres consideraciones:

*.- Primera : Pueden que no los coman porque les dan asco real, les repugnan, sus cuerpos los rechazan,
o puede que no los coman porque un día -simplemente- dijeron "no me gusta" y lo siguen manteniendo contra viento y marea aunque se acabe el mundo
*.- Segunda: ¿Hasta qué punto es una "falta de educación" permitir/se mantener esta conducta?; y con "falta" de educación, no me refiero tanto a incumplimiento de normas de urbanidad (¡¡que también!!) sino, sobre todo, a carencia de formación, a no valorar adecuadamente lo que significa mantener una conducta radical desde un momento inicial, o permitirse cambiar...y crecer con ello
*.- Tercera : Sería la señalada al comienzo del planteamiento de este tema: ¿hasta qué punto ese no comer "de todo" puede estar hipotecando el futuro de salud de esa persona por inadecuado equilibrio nutricional.

Así pues, la segunda pregunta que cabría hacerse es: ¿hay que "obligar" a los niños a comer de todo, les guste o no les guste?
Anticipo que mi postura personal es que sí (con carácter general, aunque cada caso debería contemplarse por separado), aunque voy a tratar de abrir diversas posibilidades de respuesta con varios ejemplos conocidos directamente, y las siguientes preguntas previas:
  • los adultos ¿elegimos comer cosas que no nos gustan?
  • cuando estamos solos ¿separamos dentro de un plato aquello que no nos gusta?
  • si vamos a una casa de confianza, o una amiga nos trae un postre que no nos gusta, ¿se nos acaba el mundo por decirles "perdona pero esto no me gusta; soy incapaz de comerlo"?
casos concretos:

    1º).- A un niño de 10 años no le gustaban las alubias rojas. Su padre lo tuvo a alubias rojas durante dos días enteros, incluyendo desayuno, comida y cena. Al tercer día, el niño, con muchísima hambre se comió las alubias rojas y desde entonces le encantaron
    2º).- Este niño, ya padre, intentó aplicar exactamente la misma norma con su hija pequeña, con un plato de merluza con guisantes. La niña sufrió durante tres días el mismo forzamiento a comer la merluza con guisantes. 20 años después sigue sin poder soportar la merluza con guisantes.
   3º).- Una niña mayorcita separa (y no se come) el tomate en la ensalada y sus padres lo admiten
   4º).- Unos adolescentes no comen kiwis ni fresas porque les molestan "los granitos"
   5º).- Por contra, hay otro padre que a su hijo, desde que pudo comer sólido, le ha acostumbrado a comer absolutamente de todo, sin posibilidad alguna de "rebelión", y hasta le ha acostumbrado a que jamás puede dejar algo (cantidad) en el plato. Todo lo que se le ponga en el plato tiene que acabárselo.

y otros dos ejemplos "contradictorios" entre conducta educacional en cuanto a nutrición:

   6º.- Se les explica a los niños las bondades de comer frutas, verduras, y "cosas sanas"; pero las patatas fritas y las gambas a la plancha, la coca-cola y los vermuts, que no falten en los aperitivos de los mayores
   7º).- Se les dice a los jóvenes que no deben abusar de las grasas y pastelería, porque producen colesterol que es muy malo para el corazón; ...pero el cigarrillo tras cigarrillo no desaparece de las costumbres de sus mayores.


Otro aspecto que me parece interesante plantearse es el de "la cantidad" de comida a ingerir, el tiempo dedicado a ello, y los horarios.

Creo que ningún adulto admitiríamos que "nos obligasen" a comer a una determinada hora sin posibilidad de cambio, ni una determinada cantidad, ni que tuviésemos que hacerlo en un tiempo limitado.
Es cierto, sin embargo, que -en cuanto al tiempo- las exigencias laborales están obligando a muchas personas a exigirse a sí mismas condicionantes de cantidad y tiempo muy poco saludables. Pero, en cualquier caso, desde el punto de vista "filosófico" no admitiríamos esas "imposiciones"

¿Y a los niños, se les debe de imponer esas normas?. ¿Qué creemos realmente que puede ser mejor para su futuro en el ámbito de la salud y de las relaciones personales? ¿no tener "un sistema" de vida?; ¿qué coma cuando quiera y lo que quiera?.... ¿Sabéis que hay un paradigma por ahí que dice que sólo deberíamos comer cuando realmente sentimos hambre?
¿Hay congruencia - integración entre el régimen de comidas que ofrecemos -o imponemos- a nuestros jóvenes y los del resto de los adultos con los que conviven?


Creo que bastaría con observar la constitución física, su tipología vital, y sus hábitos de ejercicio al aire o sofá encerrados en casa, de cada niño o joven con los que tratemos, para pensar que sus requerimientos (y posibilidades) alimenticias debieran ser diferentes. Nosotros, los adultos, sabemos muy bien que unos días tenemos más apetito que otros, y unos días nos apetecen unas cosas y otros, otras. ¿Cómo aplicamos esto a la educación de los pequeños?; ¿dónde ponemos los límites entre "educarles" (en el sentido de "capacitarles" y no permitirles caprichos) y lo que nos parece normal y lógico en los adultos?


Y para el final dejo otra situación que muchos hemos vivido de forma directa : ¿Es cierto, o no, que muchos jóvenes (y también mayores ciertamente) en casa apenas desayunan y cuando salen de vacaciones a un hotel con buffet libre desayunan todo lo habido y por haber?; ¿por qué puede ser?.
Podría aventurarse una respuesta en términos puramente económicos: el desayuno buffet ya está pagado, y dentro del presupuesto de gasto de las vacaciones, y desayunar todo eso en casa nos costaría una cantidad inasumible.
Otra razón podría ser de relajación frente al estrés de la vida habitual. En el día a día no tenemos tiempo para desayunar tanto, y -quizás- el mero hecho de estar de vacaciones produce un relax vital que permite que nuestro sistema digestivo se comporte de forma absolutamente diferente
O incluso -pensando solamente en algunos jóvenes- cabría otra explicación: en casa  "me dicen" lo que debo desayunar, y en vacaciones nadie me lo dice y por tanto hago lo que quiero. En vacaciones es posible que hasta me tome dos vasos de zumo, o macedonia, pero en casa no pruebo la fruta, tanto menos cuanto más me digan que tengo que tomarla.



Creo sinceramente que a los niños y los jóvenes hay que enseñarles en este campo tanto o más que en cualquier otra faceta formativa y educativa; miro a mi alrededor y hay muchas situaciones y comportamientos que me chirrían; pero ¿tengo la seguridad de lo que sería más conveniente?, no, no la tengo, y por eso he creído útil que todos nos planteemos algunas preguntas al respecto.

3 comentarios:

  1. yo personalmente creo que a ningun niño se le deberia obligar a comer algo que no le gusta, siempre y cuando este lleve una dieta sana y equilibrada.
    Lo que si creo es que se les deberia incitar a probar los alimentos para que puedan descubrir si les gusta o no realmente, eso si, si no le gusta no forzarle a comerlo.

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  2. Este comentario culinario lo resumo en esta frase: Siempre debemos predicar con el ejemplo..En esta cuestión y en tantas otras muchas de la vidan.
    Con toda mi admiración y amistad te saluda: Candela.

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  3. Muchas gracias por tu comentario

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